El cuerpo

Se puede pintar parado.

Pintar sentado es muy distinto. 

Pintar en el piso te cambia la relación con el trabajo. 

Vertical u horizontal, el cuerpo enfrentado, arrodillado, de costado. 

La pintura en el piso, la tela pegada en la pared, el papel sobre la mesa, usar bastidor apoyado en un atril, no es lo mismo.

No es lo mismo moverse para pintar que mover lo que se está pintando.

Pintar en pequeño o gran formato. La relación de la pintura con el cuerpo cambia.

El cuerpo pide un formato y también un formato exige una forma de estar y de mover el cuerpo.

El cuerpo de la pintura es en movimiento, movimiento de la muñeca, de los ojos. Son los más mínimos, y después pararse, caminar, recorrer la obra, agacharse y estirarse para llegar.

Chequear que tanto te acercás al papel cuando pintás, cuidado con encorvarse.

Agarrar el pincel de la punta superior, estirar el brazo, alejarse y separarse lo más posible de la superficie.


Activamos las manos antes de pintar, cada dedo, cada yema, las falanges, las buscamos y tocamos hasta sentirlas y reconocerlas. Estiramos cada dedo, los agitamos, agitamos la mano desde la muñeca. Los juegos de cuerdas son espectaculares para descubrir articulaciones de la mano, también todos los juegos infantiles de manos, los de disociación ayudan a la concentración y a la relación mano-cerebro. Es una buena forma de entrar en calor para arrancar a pintar. 



Buscar formas de mover el cuerpo aún sentados frente a la computadora, mover las manos, cambiar de silla, caminar por la casa, poner música y bailar, que eso sea parte de nuestra rutina y práctica al momento de pintar. 


En el caso de clases online, entrenamos la presencia  en la pantalla, no apagamos las cámaras. Sostenemos la presencia. La postura, la mirada, la participación, cada  gesto mínimo toma  gran importancia, una hermosa responsabilidad.


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